martes, 15 de mayo de 2012

Día tras día.



Despierto en las frías mañanas, renombradas en el firmamento, donde me espera la rutina, un café y algún recuerdo muerto. 
Vivo entre los amigos de mi infancia, conocidos pasajeros y uno que otro duradero,
reímos, charlamos, nos encontramos en algún pasillo iluminado de nuestros sueños.
Las obligaciones y responsabilidades se vuelven pesadas de tanta rutina y monotonía ajena,
nuestros actos, nuestros hechos y es así como se siente ahora, pesado el intento.
Quizás un nuevo reloj que marque el tiempo deseado, quizás un futuro viejo desvelado.
O quizás, sólo quizás, un nuevo entorno, donde los protagonistas sean nuestros anhelos.
Pero me devuelvo, memorias del pasado han dejado huellas, marcadas en el horizonte del ocaso, donde todos pertenecen en mi existencia.
La desesperación forma parte de este nuevo día, de este nuevo despertar.
Me doy cuenta que la vida no es tan fácil como cuando niña y que por complicada es también, inmensamente bella.
Dura, llena de miedos, tocando la sensibilidad de mis sentimientos, puliendo los pasos pequeños que he dado, los grandes que he avanzado, o esos que nunca di por miedo, miedo al porvenir, ese nuevo entorno que viene por mí.
Y de nuevo, segura de mí misma, he analizado que el camino aunque esté lleno de abismos, no me dejaré caer, triunfar está en mí y alcanzar mis propósitos lograré.
La escalera de mis dudas se va haciendo pequeña, he reído, llorado y hablado dormida, he tocado el infierno que se encuentra entre las piernas de mi amante, he dejado el hombro de alguien solitario por el hombro de alguien lleno de mentiras, he dado lo mejor de mí, he recibido nada.
Los deseos se devuelven, queriendo que crezca hasta el final de los días, victoriosa, con planos en una mano y en la otra, un lápiz hecho poesía.
El camino se acorta, regresa el intento fallido de buscarle, el infinito cielo de deseos y ensancha el camino de regreso.
No, otra vez no, me quedo aquí y continuo, camino adelante, con la frente en lo alto del pedestal, siguiendo el rumbo fijo de mi pasión.
Así sea dura la odisea, repito, aquí me quedo, enfrentando el peso del mundo con una sonrisa y en los hombros dedicación y valentía. 



martes, 1 de mayo de 2012

Ellos, ellas, todos.


Quienes me hacen esperar, me deben un camino de silencios.
Quienes me desean mal, un infierno.
Quienes me han echo sonreír, una vida.
¿Y quiénes me han secado lágrimas? he de deberles el alma.